sábado, 20 de noviembre de 2010

Volcán Osorno

ODA AL VOLCÁN OSORNO

La majestuosa montaña
se yergue al fondo del horizonte.
Sus laderas cubiertas de nieve son
como una manta blanca y gruesa,
que cubre sus angostos hombros.

Su cabeza mocha parece
gritarme a la distancia…

¡Soy Hueñauca!

Pero Hueñauca duerme,
sin roncar,
sin siquiera estirarse,
sin sacudir sus faldas.

Duerme hace decenios.

Tantas lunas y lluvias duerme …

El ancestral Huilliche vio su furia.
Te vio remecerte y estallar de ira…
Y vomitar al Pillán…
Y encender los bosques…
Te vio escupir piedras…
te vio toser cenizas
sobre el lago Llanquihue.

El ancestral indígena escapó…
se escondió de tu furia…
y te dormiste nuevamente…
y llegaron extranjeros…
y seguiste dormido…
y crecieron ciudades a tus sombras…
y surgieron caminos…
y llegaron hombres aventureros,
locos que quisieron abrazarte…
recorrerte…
y subir por tus espaldas
para alcanzar tu testa…

Pero Hueñauca duerme…

¿Hasta cuando?

¿Qué día
despertarás nuevamente?

¿Cuándo liberarás al Pillán
dormido en tus entrañas?

¿Cómo quemarás el bosque
que ya no existe?

Mejor duerme ¡OH Montaña Grandiosa!...

Duerme y no despiertes.


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